Este es un blog que creamos para narrar nuestra experiencia mundialera. Partimos de una certeza: el mundial como acontecimiento global secuestra nuestros estados de ánimo (altera nuestra rutina cotidiana rediseñando los flujos de tiempo que nos ordenan socialmente. Se vuelve prioridad. Todo lo demás queda minimizado; si no nos es posible huir fisicamente de la rutina laboral-social, lo hacemos de manera mental...). Pues bien, en este blog colgaremos los partes diarios de ese secuestro. De esa abducción futbolera. Serán como las cartas desde Honolulu. Comentarios caóticos, o mas reflexivos, nuestros o de los amigos, recortes de diarios o imagenes de publicidades, todo puede colarse. Todo lo que deje la resaca de estas huidas afectivas. Asi como el mundial será la televisión encendida de estos días (las vuvuzelas de los sudafricanos son el zumbido que auspicia de banda sonora)...Este blog auspiciará de libreta de notas futbolera. Estan todos invitados a participar de esta alucinación colectiva (que otra cosa es un mundial?).

Una aclaración: este blog está hecho por varios, siempre la firma es colectiva , pero las posturas probablemente difieran...



lunes, 28 de junio de 2010

¿La pelota no se mancha? (Fútbol, ilegalismos y tecnología)

Sabemos que el fútbol opera en la actualidad como una trinchera para la nostalgia. (Si, nostalgia y no recuerdos o memorias, futbol era el de antes, che). Es más, el futbol funciona como unos de los últimos reductos contemporáneos para los pensamientos esencialistas (obviamente, ese esencialismo simpático y necesario “Soy hincha desde la cuna hasta el cajón”, “Podes cambiar de mujer o de partido político, pero no de cuadro”. Los colores de la camiseta se inscriben sobre la piel en la infancia y con los años van penetrando nuestros cuerpos hasta diluirse en nuestros huesos…casi imposible de extirpar, o al menos imposible sin ser un desertor de tu vida social, con la previsible consecuencia de ser arrojado al ostracismo).


Ahora bien, no todas las nostalgias son iguales. (Digo, hay algunas que son decididamente reactivas). Este fin de semana mundialero renovó la discusión sobre el -siempre redituable mediáticamente- problema de la inclusión (o no) de la tecnología en el fútbol, mejor dicho, el eterno retorno de la pregunta por la relación fútbol/tecnología. Fueron dos las situaciones que reabrieron el debate (un debate de premisas falsas, como ya veremos). La primera fue el error del árbitro Uruguayo Larrionda (y principalmente del lineman) en el partido entre Alemania-Inglaterra; no convalido un claro gol de Lampard, la pelota había traspasado casi un metro la línea de gol. El otro error fue del tano Rosetti (nuevamente en tándem con el juez de línea) convalidando un obvio gol en orsai de Tevez en el match Argentina-México. Sumémosle a estos errores, el del francés que cobro el gol de Luis Fabiano (luego de un antebrazo pornográfico).

Empecemos por aclarar una cuestión para el público neófito en la materia Historia de los mundiales. Estos “errores”, bue me canse, estos zarpados robos son una regularidad en las copas del mundo. Es más, se puede hacer una historia de los mundiales desde los afanos. Nombremos algunos: el antecedente de Inglaterra –Alemania en Wembley (final del mundial, el partido empatado, el árbitro en una jugada similar –la “duda” de si la pelota ingreso o no en su totalidad al arco- cobra gol para Inglaterra), la ayuda arbitral constante a la Italia bicampeona (34-38), y a la Argentina del 78, y a la Alemania del 74, etc, etc. Ah, como no mencionar el alevoso robo de la final del 90; Codesal inventa un penal y favorece a Alemania. Y así sigue la lista (y eso que solo nombre a las potencias, imaginemos la suerte de los más chicos). Ey!, me tira del brazo un amigo “legalista” (de esos que se espantan por la falta de institucionalidad democrática, que tapan los oídos de sus hijos ante los chúpala y que se avergüenzan por las conductas de los barra bravas en el exterior...), “nombra el gol con la mano a los Ingleses”. No jodás Papi, ya te explique que eso es otra cosa, está en otro plano, sucedió en otro orden de lo real.

La diferencia entre las jugadas del domingo pasado, y la de los anteriores mundiales es sin duda, del orden de la visibilidad. Cambian las situaciones históricas, las sociedades del espectáculo visibilizan todo (O casi), se expone en detalle situaciones del juego que antes pasaban inadvertidas para muchos espectadores y periodistas. La ampliación del campo de lo mirable hace que estos “errores” (pasados en supermotion, con efectos lumínicos impactantes, con infinitos replays y primer planos, y con las sentencias implacables de los editorialistas del juego-relator/comentarista) se vuelvan obscenos. Pero pensemos cuantos cabezazos a lo Zidane hubo en la historia de los mundiales…(En el mundial 82, un delantero francés quedo inconsciente en el campo de juego, por un terrible topetazo del arquero rival).

Ahora bien, luego de los “errores” arbitrales de este Mundial, comenzó el debate (acompañado por el lobby mediático). Desde diferentes puntos del mundo-fútbol (jugadores, DT, empresarios, periodistas, árbitros, “hinchas”) se salió a pedir que se utilicen los videos (como herramientas que promuevan la corrección de los malos fallos arbitrales), que se ponga un chip-sensor en el balón para que “avise” si entro al arco, que se pongan dos jueces mas en el campo de juego (Detrás de los arcos no pueden ponerse árbitros , pero si una troupe de fotógrafos y camaritas inteligentes…), que los interconectores de los árbitros también estén on line con algún miembro de la FIFA que este viendo el partido, o bien, que se traspolen herramientas de control ya existentes en otros deportes (el ojo de Halcón en el Tenis, los intercomunicadores en el Rugby, etc.). Todo este pedido tiene como sustento una moral de justicia necesaria (“es injusto quedar afuera así”, “por la cagada de un árbitro se jode todo un equipo y todo un país”). Ante estas presiones, los miembros de la FIFA resisten (con argumentos absurdos) estos cambios “tecnológicos”. Lo primero que declararon es que “no discutimos los fallos arbitrales”, amparándose en el international board , “Por reglamento los jueces no pueden apoyarse en elementos externos para rever una decisión”. Amparándose en la trascedencia del reglamento “histórico”, no se pueden hacer cambios en el campo de juego. El argumento es que estas tecnologías desvirtúan o desnaturalizan la esencia del juego. Esta postura es absurda; refugiándose en una supuesta ontología del fútbol-juego no se pueden introducir modificaciones en el reglamento. La esencia del juego marca que los protagonistas en la cancha son veintidós seres humanos, y que la ley la encarnan otros cuatro seres humanos (arbitro, jueces de línea, cuarto árbitro), por lo tanto, factibles a la equivocación. Equivocación que “dejaría a salvo” –entre otras cuestiones- al azar (de gran influencia en este deporte). En el inventario del futbol, los errores humanos son parte de las contingencia del juego (riesgos que se tratan de minimizar, de ahí que aumente en el devenir del deporte el numero de árbitros, pero que no se pueden conjurar en su totalidad, sin el resultado de desfondar los fundamentos del juego).

En la fundamentación estamos de acuerdo (como no estarlo, los jetones de la FIFA respiran aires de romanticismo made in siglo xix). Pero veamos lo que no dicen. ¿Qué escencia del futbol vendría a desvirtuar la denominada “ayuda tecnológica”? Es decir, que escencia que no esté ya desvirtuada y desnaturalizada: El futbol en la actualidad es un negocio (en un reducido –pero encantador- porcentaje es juego y pasión). Y para que ese negocio sea redituable el mercado impuso sus propias leyes; las condiciones de posibilidad de ese futbol mercantil. Esa condición mercantil reduce también el rol del azar en el asunto. No quiero extenderme demasiado en esto pero: el ingreso del mercado de las apuestas en el futbol, el negocio de los derechos de transmisión de los partidos, las infinitas pantallas de cristal liquido que en los estadios proyectan publicidades y estupideces "entretenidas" –si, del tablero electrónico a la pantalla televisiva- el estatuto de empresas de los jugadores –marcas –con mas horas de publicidad que de cancha-, las escuelitas de fútbol del Barca o del Manchester en África o América Latina, el papel de los representantes , los dirigentes, los barra bravas y los periodistas en la mafia futbolera (esa zona gris…), la rosca de los pontífices de la FIFA en la designación de los países sedes de las copas del mundo, el armado de los grupos y de los calendarios FIFA, la designación de los árbitros en los partidos “calientes”, la elección de los controles anti- doping, etc, etc, etc. (En pocas palabras la administración de los ilegalismos futboleros)… ¿No desvirtúan y desnaturalizan el futbol…?.

Por otro lado, ¿En qué origen mitológico el futbol -ahora si descansemos unos segundos en su dimensión lúdica- como juego colectivo estuvo exento de la tecnología? Sabemos que cualquier acontecimiento tecnológico es su emergencia redistribuye el reparto de los posibles y reorganiza los escenarios sociales en los que estamos o somos. De esto no está exceptuado el fútbol: Los jugadores –la maquina humana- se entrelazan a una pelota (tecnología primigenia cada vez mas “perfecta”. Para ver las discusiones alrededor de la pelota del mundial, ver sobre la Jabulani…), usan guantes de arquero y botines –cada vez más sofisticados, con texturas para pegarle mejor a la pelota, con botines para afianzarse mejor a los diferentes terrenos de juego, verdaderas artefactos tecnológicos- indumentaria –que en su adaptación a los cambios climáticos –dri fit, clima cool, etc- se asemejan a uniformes de marines, más que a las “camisetas” tan amadas.
Siempre hubo tecnología en el futbol. Hoy en dia (como en cualquier recoveco de la vida cotidiana) esta tecnología inunda el fluir social. Pensemos que hasta es posible que algún jugador-crack de este mundial se haya escapado de alguna publicidad…(o peor aún, que sea un player que se corrió del registro de pantalla (de la playsation al match televisado. Quedó voyando en la pantalla con el cambio del audio/video de un incontrolable control remoto.), ni pensemos si existen hologramas teledirigidos por algún niño-consola.

La otra pregunta que cabe es: ¿Por qué es lícito que haya pantallas de video en los estadios para transmitir el partido, pero no para ser soportes de la “justicia arbitraria”?. El absurdo se desencadeno el fin de semana: en los dos partidos en cuestión, los árbitros se reunían a deliberar el asunto mientras en las pantallas gigantes cien mil espectadores veían la “verdad” de lo acontecido. ¡Qué absurdo!, era cuestión de que en vez de deliberar entre ellos levanten la vista hacia las omnipresentes pantallas, en esos instantes en que los árbitros –de rostros nerviosos y confusos- realizaban la aquelarre, a unos metros de sus cabezas infinidad de replays ponían al desnudo lo sucedido…(Imaginemos nuestros gloriosos estadios; mas que silbidos o puteadas a los árbitros se daría una invasión al campo de juego…, esas son las particularidades de nuestro futbol que debe aprender “la gilada europea” ; rompan el axioma del espectador giles!, apiolense y banquen su camiseta…pero no, puteaban en voz baja, se tomaban la cabeza, se abrazaban a sus parejas y …se reían y festejaban cuando las cámaras del estadio los enfocaban…si, las mismas que habían evidenciado el robo. Perdón, me saqué…)

También cabe decir que muchos jugadores aceptan “que se desvirtúe el futbol”: Miremos al gato de Cristiano Ronaldo en este mundial o a Ronaldinho en Alemania en el 2006, El primero haciendo rostros a las cámaras, y fijándose al termino de cada jugada si lo enfoca la pantalla, el otro que se ataba los cordones de sus nikes cuando se sabía enfocado…y algún goleador del futbol local que festejaba tirándose a los carteles publicitarios que lo auspiciaban. Pero acá banquemos al "gringo" Heinze (difícil, no?) ayer, mientras festejaba un gol recibió un golpe de una cámara de televisión, se calentó y devolvió una trompada…Aunque pensándolo bien, en ese momento –cuando se mueve la cámara por el impacto- sentí que el golpe me lo dirigía a mi…(impulsivamente tire mi cuerpo hacia atras)

Así es la cuestión: "Una de las instrucciones que les dimos a los responsables del programa de entretenimiento que se ofrece por las pantallas (de los estadios) es que se podían repetir jugadas, pero no acciones conflictivas", indicó el vocero de la FIFA Nicolás Maingot.
Ja, la FIFA apela a la lógica represiva (censura/invisibilidad) de manera obscena. Argumenta, para hacer menos alevosa la cuestión, que es por “razones de seguridad”.
Remite más bien a esa idea de Baudrillard sobre Disneylandia, lo presentan como el lugar de la fantasía y el simulacro para “ocultar” que toda la sociedad Norteamérica es un simulacro (tal cosa diría Foucault sobre las cárceles…), aquí es igual: Esos errores explícitos (híper visibilizados) parecen “ocultar” o distraer la mirada sobre los “errores” menos accidentales y mas gestionados (por ejemplo la designación de las ternas arbitrales en los partidos decisivos. Va un ejemplo: El presidente de la entidad de fútbol de España integra estos comités arbitrales…, o más aun, toda la planificación del organigrama mundial. Pensemos en los lobby de las empresas de ropa: Una final Adidas-Nike).
Obviamente enunciar esto no tiene que llevarnos necesariamente a teorías de la conspiración o a subjetividades lacrimógenas (“perdimos porque nos robaron”), hay axiomas que siguen siendo vitales en el futbol-juego: 1. Te pueden dejar todo en bandeja, pero si no metes la pelotita en el arco…(Ejemplo de Italia-Argentina en el mundial 90, la final de escritorio era Italia-Alemania). 2. Siempre –o casi siempre- si jugas mejor que tu rival, tenes mas posibilidades de ganar el partido (mas allá de que te bombeen los arbitros).
Ahora bien, si estos axiomas fallan (puede fallar, decía el Houdini Argentino), tenemos a Don Julito.

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