Este es un blog que creamos para narrar nuestra experiencia mundialera. Partimos de una certeza: el mundial como acontecimiento global secuestra nuestros estados de ánimo (altera nuestra rutina cotidiana rediseñando los flujos de tiempo que nos ordenan socialmente. Se vuelve prioridad. Todo lo demás queda minimizado; si no nos es posible huir fisicamente de la rutina laboral-social, lo hacemos de manera mental...). Pues bien, en este blog colgaremos los partes diarios de ese secuestro. De esa abducción futbolera. Serán como las cartas desde Honolulu. Comentarios caóticos, o mas reflexivos, nuestros o de los amigos, recortes de diarios o imagenes de publicidades, todo puede colarse. Todo lo que deje la resaca de estas huidas afectivas. Asi como el mundial será la televisión encendida de estos días (las vuvuzelas de los sudafricanos son el zumbido que auspicia de banda sonora)...Este blog auspiciará de libreta de notas futbolera. Estan todos invitados a participar de esta alucinación colectiva (que otra cosa es un mundial?).
Una aclaración: este blog está hecho por varios, siempre la firma es colectiva , pero las posturas probablemente difieran...
Una aclaración: este blog está hecho por varios, siempre la firma es colectiva , pero las posturas probablemente difieran...
jueves, 17 de junio de 2010
Banquemos las vuvuzelas (la mas maravillosa música...)
Es un mundial que recién empieza, pero ya sabemos por una de las cosas que lo vamos a recordar: las vuvuzelas. Si, un detalle, un dato de color, lo exótico que seduce. La palabra vuvuzela proviene de la lengua zulú, y significa “hacer ruido” o “baño de ruido”. La melodía que emana imita al barritar de los elefantes. Hay quienes midieron su estruendo en un estadio lleno, y dicen que alcanza los 127 decibeles, prácticamente los mismos que genera el despegue de un avión – y ya hay profesionales que hablan de daños irreparables en los órganos auditivos. Ya antes del mundial se hablaba de prohibirlas. Pero el Comité Ejecutivo de la FIFA las permitió y una y otra vez, Rich Mkhondo, vocero de dicho organismo sale a declararlo, ante pedido del Comité Sudafricano. Las vuvuzelas son una creación ancestral, portan una insignia legendaria de múltiples luchas políticas. Sumado esto a un país que pretende mostrar una nación integrada, unida, donde el fútbol es de negros, y el rugby de blancos. Pero empezaron las quejas en el mundial. Los jugadores dicen que no se pueden comunicar en la cancha, que no oyen al compañero, que se hace imposible apreciar una indicación táctica desde el banco (tenemos nosotros el ejemplo de Argentina, y la desatención de Demichelis contra Corea, originada según nuestros jugadores, por las estridentes trompetas). Los medios que cubren la copa –la BBC de Londres a la cabeza- enardecidos con que se complican las transmisiones. Lo cierto es que por el momento la FIFA las sigue permitiendo. Aunque el director ejecutivo del Comité Organizador, Danny Jordaan, dijo que si era necesario prohibirlas lo harían, y que preferirían que las personas canten.
Sabemos que en una cancha se arma un clima. Un entorno afectivo de cánticos, banderas, colores, cuerpos, alientos, latidos… un clima que genera condiciones de posibilidad dando cabida a diferentes acontecimientos. Asustar contrarios, generar presión, meter en un arco, levantar al equipo propio. La fiesta de la hinchada es parte del partido; no es cotillón, sino también jugador. Innegable número 12, las vuvuzelas también son carne de este player. Son como una nebulosa de rugidos, compacta, aplastante, como un enjambre de abejas que carcome la cabeza. Intimida por que no acaba; su estruendo es parejo, como la marcha de los ejecitos ordenados, que asusta por su sincronización y firmeza.
Si hay alguien que se está quejando de las vuvuzelas son las empresas de comunicación. Dicen que les joroba la transmisión. Interfiere los micrófonos y la llegada del audio a nuestros hogares. Bien; parece entones que los grandes emporios telecomunicacionales no se digieren las vuvuzelas. Algo distinto y casi opuesto a su momento con Domingol (TyC Sports) y Fox-Radio del Plata. ¿Te acordás? Formatos televisivos que nos mostraban solamente las tribunas. La fiesta futbolera, el aguante, se espectaculariza y se hace mercancía. No nos mostraban los jugadores, la pelota, los arcos, la cancha, sino el entorno. El marco litúrgico se multiplica hasta el infinito en las pantallas de las casas y se relata. Aquello que influye en el devenir juego –siendo esto lo preponderante- pasa a primer plano y el partido queda en su comentario, guardándose las imágenes para la noche, o si las querías ver en vivo, había que pagarlas. Pero volvamos al presente, al mismísimo mundial: la publicidad de Budweiser que están pasando a full por todos lados. Hay un penal en un partido definitorio. El arquero y el pateador cara-a-cara. La hinchada del jugador que se encuentra enfrente del arquero, le muestra una imagen conformada por figuras de cada uno de los que están en las tribunas, de una seductora mujer, en pose erótica. Pero la tribuna detrás del arquero –de su equipo- sale a rivalizar, se concentra y se mete en el partido, y arma otra imagen también, pero en este caso de la cerveza, en una imagen pletórica y exuberante. Este efecto logra que se desconcentre el encargado del penal y tire la bocha arriba del travesaño.
Todavía hay más: Apple ya sacó un ringtone de la vuvuzela. Si, de la mismísima vuvuzela. Se globaliza un sonido. ¿Cúal es su soporte? el Iphone. Te aviso que ya tuvo la suculenta cifra de 750.000 descargas. ¿Pero para que sirve? ¿Tiene sentido agitarla en nuestra casa con esto? A lo sumo para un clima copado en bares, casa con amigos, pero a Sudáfrica no llega. A su vez, ¿que pasa con la tradición de la vuvuzela? Se esfuma. Se hace mercancía. Además nos mediatizamos, perdemos la experiencia de soplar, y una maquinita lo hace por nosotros. Pero pará, que también esta su opuesto: una empresa de Internet comercializa un MP3 que dice poder filtrar la vuvuzela, para verlo tranqui por TV. Podes escuchar un partido, pero la vuvuzela que suene y suene, que no la escuchamos. Como podemos ver, el mercado opera, pero en sentidos distintos.
Las vuvuzelas son ejemplo de cómo se arma la fiesta futbolera y de cómo los hinchas también jugamos el partido, somos el partido. Otros se apropian del fútbol y si estos ritos son un obstáculo, un riesgo, lo censuran, y si no, lo modulan y banalizan. La vuvuzela, -como los bombos, cornetas, papelitos acá- son algo si como un cuerpo espectral, hecho de miles de vibraciones de aliento, jirones de musicalidad, que en su galope sonoro, cabalgan tradiciones, historias y epopeyas populares. Fantasma que se mete en la cancha para sacar una pelota de la línea, para que no se vaya a un lateral o colgarla a un ángulo, aunque a veces la saque una mano invisible; la del mercado.
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Jugada defensa che! No puedo acordar acá... Creo que hablando del Mundial somos hinchas. Y de la historia de la resistencia en Sudáfrica, buenísimo; también del término “barritar” y los elefantes. Pero no veo dónde las vuvuzelas tienen melodía (y la melodía, dijo el otro día el violero Facundo Gorostiza, es en la música lo que la jugada en el fóbal). En la cancha, las vuvuzelas son vuvuzelas: molestia informe. Bullicio de aliento encornetado, aliento que no se la banca a capella. Las cosas no son su historia, son su uso, son la función en que se acoplan a la situación. Aquí, molestia en sordina, devenir mosquista de la fuerza de presión masiva. Enjambre incapaz de enunciados, vuvuzela. Al menos para nosotros: hinchas argentinos. ¿O en fútbol no confrontamos también los ritos? El ruido de las vuvuzelas bloquea los rugidos de la cancha. Tapa todos los sonidos de lo que para nosotros es una cancha de fútbol. Por mí que los sudafricanos las reciban a la usanza de Vlad Tepes. Lo cual lleva a otra pregunta, acaso la única importante detrás de esto, que es por el componente de enemistad en el fútbol. La distinción amigo-enemigo… En ningún otro sitio de la cultura somos tan explícitamente amigos y enemigos; en ningún otro lado puteás y te putean tanto como en una cancha de fútbol sin derivar sí o sí en trompadas. ¿Hasta dónde llega ahí el juego? He visto entre hombres de perennes noblezas político ideológicas gritar en cada aparición de un nigeriano en pantalla el día contra Nigeria cosas como “negro esclavo, saltá del barco; sacate el grillete y corré; azúcar, algodón, caucho”, etc.
ResponderEliminarEn fin, lindo el texto (corajudo!), y muy bueno el blog. (Eso sí, Camus, Morin, Platini: franchutes la tienen adentro.)
Saludos
pd. de texto anterior, me gustó mucho el contraste entre conservadurismo en el campo y plétora en la tribuna. Pero como dicen Cogan, es interesante que así como el Inter ganó la champions, el año pasado la ganó el Barcelona; y acá tuvimos al Ticki Ticki, después a un Banfield mezquino, ahora a un Argentinos que al menos iba al frente a full... Avatares inconcluibles del indeterminable fúbtol