Las imágenes del mundial 2010 se bifurcan por miles de pantallas por toda la ciudad. Pantallas dentro de pantallas rompen con la imagen común del espectador…
Que el mundial se realice entre las ocho de la mañana y las cinco de la tarde, es una cagada para cualquiera que tenga que laburar en ese horario. Pero siempre se pueden buscar estrategias, principalmente si uno labura en la calle. Entre ese enjambre de cuerpos y ruidos que chocan en la ciudad, podemos encontrar pantallas en cada comercio o barcito. El plasma (objeto que expresa el actual sentir neoliberal) abunda por todos lados, y sirve para zafar un rato del laburo. Entre trámite y trámite nos vamos enterando de los resultados.
Mirar la pantalla no es la única forma en que funciona la información del mundial: con los motoqueros y cadetes conocidos, y los que no, nos vamos pasando el dato; el del quiosco, el de puestos de diario, cualquiera que pasa por ahí, van formando un mundial entre las pantallas y la calle.
Vivir el mundial no puede ser pensado sin las pantallas que trasmiten inmanente e instantáneamente lo que pasa del otro lado del globo… pero tampoco puede ser pensado sin la energía futbolera que recorre muchos cuerpos, que construyen y transmiten un mapa y un panorama del mundial.
Este mundial de la calle, que se produce en la transmisión y discusión boca a boca, requiere del mundial de las pantallas, que no solo muestra el mundial y aumenta su deseo a través de los reality futbolero, sino que lo busca y lo captura en cada propaganda. Pero al mismo tiempo el mundial de la pantalla no alcanza a captar todo el esplendor del mundial de la calle. Siempre queda un trazo que excede de nuestra parte de hincha jugador de la otra de hincha virtual.
El hincha jugador no es solo la parte de nosotros que juega a la pelota, sino la que piensa-experimenta el fútbol desde el juego (o sea, pone su cuerpo en el juego, conoce a alguien que juega, o ve jugar). Mientras que el hincha virtual, es el que responde a estímulos que vienen de símbolos, slogan, figuras y representaciones que son construidas por las pantallas de TV (¿y de los video-game?). Es aquella parte nuestra que vive del mundial como operación de marketing, e innova y experimenta fútbol solo dentro del mercado (Niké es la cultura).
En cambio la invención del hincha jugador, responde al mundial de la calle, del fulbito de la semana o del sábado, de la tribuna de la jeta contra el alambrado. En estos casos el mundial de la pantalla entra solo como un ingrediente más para usar, y no funciona a través del reflejo, como pasas con el hincha virtual. El mundial de la pantalla nunca puede llegar a lo más íntimo de la creatividad del hincha jugador, principalmente porque esta crea a través del fútbol, y en el fútbol siempre aparece lo improvisto, siempre hay un habilidoso o un cantito nuevo. Todo folclore del fútbol, puede ser capturado, solo en un momento posterior de su creación. El folclore del fútbol requiere ser resultado de las carnes hirviendo, de historias de tribuna y de partidos, que están en un idioma previo al mediático, y nunca puede ser armadas directamente por el mercado. Esto se puede encontrar de alguna manera en la figura de Messi. La falta de este relato previo de tribuna y de una re-construcción de historia barrial, es una de las cosas por las cuales Messi no entra en el grito de gol del hincha-jugador Argentino, siendo Messi el mejor jugador del Mundo fuera de la discusión, y siendo una experiencia increíble verlo jugar dentro de una cancha. Creo que la posibilidad de verlo ahora más seguido con la selección, y en las junta con amigos para ver los partidos, van a ir formando otra imagen de Messi, separada de la del playstation.
Una imagen que ejemplifica el mundial de las pantallas, puede verse en los partidos del Mundial, cuando los espectadores que miran aburridos para abajo, son enfocados por la cámara-espectáculo, y al verse reflejados por la pantalla gigante del estadio, “estallan” de emoción por esos segundos de fama. Dentro de cada uno que ama al fútbol desde la carne y los nervios, le da mucha bronca ese gesto de abstracción ante un acontecimiento tan importante. ¿Cómo puede ser que no miren el partido, como puede ser que no “sean” el partido? Aquí ni se trata de hinchas virtuales, que en todo caso gritarían enloquecidamente por Cristiano Ronaldo, o se estarían sacando fotos a los jugadores; aquí se trata solo de espectadores que ven un espectáculo que los aburre. Cuanto quisiéramos desfondar el mundial como espectáculo abstracto a consumir, para dejarlo listo, para poder vivirlo como una verdadera expresión de nuestras vidas futboleras, donde pasa a ser objeto de sufrimientos, engaños y dolores… deseos y sueños in-consumibles… nuestros nervios de cada partido engañando las pantallas de fuera del foco…
Que el mundial se realice entre las ocho de la mañana y las cinco de la tarde, es una cagada para cualquiera que tenga que laburar en ese horario. Pero siempre se pueden buscar estrategias, principalmente si uno labura en la calle. Entre ese enjambre de cuerpos y ruidos que chocan en la ciudad, podemos encontrar pantallas en cada comercio o barcito. El plasma (objeto que expresa el actual sentir neoliberal) abunda por todos lados, y sirve para zafar un rato del laburo. Entre trámite y trámite nos vamos enterando de los resultados.
Mirar la pantalla no es la única forma en que funciona la información del mundial: con los motoqueros y cadetes conocidos, y los que no, nos vamos pasando el dato; el del quiosco, el de puestos de diario, cualquiera que pasa por ahí, van formando un mundial entre las pantallas y la calle.
Vivir el mundial no puede ser pensado sin las pantallas que trasmiten inmanente e instantáneamente lo que pasa del otro lado del globo… pero tampoco puede ser pensado sin la energía futbolera que recorre muchos cuerpos, que construyen y transmiten un mapa y un panorama del mundial.
Este mundial de la calle, que se produce en la transmisión y discusión boca a boca, requiere del mundial de las pantallas, que no solo muestra el mundial y aumenta su deseo a través de los reality futbolero, sino que lo busca y lo captura en cada propaganda. Pero al mismo tiempo el mundial de la pantalla no alcanza a captar todo el esplendor del mundial de la calle. Siempre queda un trazo que excede de nuestra parte de hincha jugador de la otra de hincha virtual.
El hincha jugador no es solo la parte de nosotros que juega a la pelota, sino la que piensa-experimenta el fútbol desde el juego (o sea, pone su cuerpo en el juego, conoce a alguien que juega, o ve jugar). Mientras que el hincha virtual, es el que responde a estímulos que vienen de símbolos, slogan, figuras y representaciones que son construidas por las pantallas de TV (¿y de los video-game?). Es aquella parte nuestra que vive del mundial como operación de marketing, e innova y experimenta fútbol solo dentro del mercado (Niké es la cultura).
En cambio la invención del hincha jugador, responde al mundial de la calle, del fulbito de la semana o del sábado, de la tribuna de la jeta contra el alambrado. En estos casos el mundial de la pantalla entra solo como un ingrediente más para usar, y no funciona a través del reflejo, como pasas con el hincha virtual. El mundial de la pantalla nunca puede llegar a lo más íntimo de la creatividad del hincha jugador, principalmente porque esta crea a través del fútbol, y en el fútbol siempre aparece lo improvisto, siempre hay un habilidoso o un cantito nuevo. Todo folclore del fútbol, puede ser capturado, solo en un momento posterior de su creación. El folclore del fútbol requiere ser resultado de las carnes hirviendo, de historias de tribuna y de partidos, que están en un idioma previo al mediático, y nunca puede ser armadas directamente por el mercado. Esto se puede encontrar de alguna manera en la figura de Messi. La falta de este relato previo de tribuna y de una re-construcción de historia barrial, es una de las cosas por las cuales Messi no entra en el grito de gol del hincha-jugador Argentino, siendo Messi el mejor jugador del Mundo fuera de la discusión, y siendo una experiencia increíble verlo jugar dentro de una cancha. Creo que la posibilidad de verlo ahora más seguido con la selección, y en las junta con amigos para ver los partidos, van a ir formando otra imagen de Messi, separada de la del playstation.
Una imagen que ejemplifica el mundial de las pantallas, puede verse en los partidos del Mundial, cuando los espectadores que miran aburridos para abajo, son enfocados por la cámara-espectáculo, y al verse reflejados por la pantalla gigante del estadio, “estallan” de emoción por esos segundos de fama. Dentro de cada uno que ama al fútbol desde la carne y los nervios, le da mucha bronca ese gesto de abstracción ante un acontecimiento tan importante. ¿Cómo puede ser que no miren el partido, como puede ser que no “sean” el partido? Aquí ni se trata de hinchas virtuales, que en todo caso gritarían enloquecidamente por Cristiano Ronaldo, o se estarían sacando fotos a los jugadores; aquí se trata solo de espectadores que ven un espectáculo que los aburre. Cuanto quisiéramos desfondar el mundial como espectáculo abstracto a consumir, para dejarlo listo, para poder vivirlo como una verdadera expresión de nuestras vidas futboleras, donde pasa a ser objeto de sufrimientos, engaños y dolores… deseos y sueños in-consumibles… nuestros nervios de cada partido engañando las pantallas de fuera del foco…
Juguetes, apreciados, buenas. A pesar de que me hayan dejado como huesped solitario, en mi comentario anti vuvuzelero, dejo aquí otras inquietudes. Muy buena la de la coquetería... Es impresionante la lentitud de las cámaras lentas, posta. Combinada, además, con una iluminación total, como nunca vi, como si la materia misma de la cancha manara luz. Deriva en una cosa que tampoco recuerdo, la sensación de que los jugadores en cuero es imagen obscena. ¡Frente a todos, che!
ResponderEliminarDe Cristiano Ronaldo, punto aparte, no sólo es el gato mayor, sino que su porte fascista corresponde a un juego donde la fuerza, la capacidad de ocupar el espacio, desplazar al otro, es la forma del talento; contra nuestros Messi, Tévez, Agüero, Di María o Pastore, que más bien parecieran aprovechar su limitación de tamaño para crear espacio donde no lo había.
Pero otra cosa era la que quería, decir, o pedir, más bien, pedir: a ver si me piensan algo que no puedo. La cuestión de la profesionalidad, en este mundial. Porque el Diego, en su conferencia tras ganarle a Grecia, la más iracunda hasta aquí en Sudáfrica, dijo dos cosas: una, que darle alegría a la gente no es ´beneficencia, es un deber por llevar la casaca; otra, dijo, que siempre confió "en estos jugadores porque son profesionales a todo momento". Lo mismo, poco después, Maxi Rordíguez, recalcó el profesionalismo como cualidad imoprtante del plantel. ¿Qué es el profesionalismo ahí? ¿Qué relación tiene con ese deber de dar alegría?
Gracias desde ya,
Agustín
Como va Agustín?. Desde ya , agradecemos tus visitas y comentarios, alegra leer las lineas de otros secuestrados por este acontecimiento (A ver cuando nos mandás algun textito para este blog mundialero, che). Otro parentesis: muy bueno De pies a Cabeza...(Birras de por medio, podemos cranear algun encuentro o tallercito para seguir pensando el fuchibol . Ese pensamiento que se juega, como diria Kundera.) Lo que es inadmisible es la no-presencia de un texto sobre el Club Atletico River Plate, un texto titulado la presencia de lo dionisiaco en el futbol, y que recorra el river de la maquina o el del tri campeonato..jaja..
ResponderEliminarComparto lo del porte fascista de Ronaldo, por suerte en estos días abandono la copa otro little duce (el gato-cannavaro)il capitano de los despreciadores de la pelota...(Posta, el mundial esta repleto de tipos porno-nazi look).
Con respecto a las vuvuzelas , como en varias cuestiones , existen posturas diferentes...(los que las bancan , los q las detestan...), uno de los pocos partidos en que no se escucharon fue en el de Argentina-Grecia (tapadas por los verdaderos ditirambos tribuneros...). Esta bueno aquello de las morales o eticidades de la costumbre que quedan suspendidas cuando comienza a rodar la pelota...Pareciera que por esos 90 minutos (o en los encuentros sociales en que desplegamos nuestra pasion futbolera) estamos habilitados para todo..., un free pass para la puteada. (cero multiculturalismo , no?. jaja).
Esta buena esa punta que tiras sobre el profesionalismo . Acabamos de subir un texto sobre Maradona ( de nuevo, en el colectivo no todos compartimos la tesis que se presenta, pero esta bueno que abra la discusion...) que me parece que ronda esta cuestion..¿Hasta donde se exige profesionalismo a los jugadores de la seleccion?, ¿no se exige mas bien mistica, imperartivos morales de compromiso con la camiseta,?, ¿un profesional - al menos en nuestra cabeza tenemos la imagen mental del tecnocrata- no se maneja con un registro diferente al vital, pasional, alegre..?, A su vez, el profesional encarna los saberes, las certezas de esta ciencia futbolera, que -en teoria- nos dejarian tranquilos para ganar el mundial. Pensando en los equipos africanos, ¿no perdieron demasiado -espontaneidad, alegria, creatividad, indeterminacion- en su pasaje a la profesionalizacion de tonalidad europea- disciplina, orden tactico, eficicacia- ? . Quizas, Maradona -y algunos jugadores- apunta a un nuevo profesional..cabe la pregunta por la materialidad de esa nueva subjetividad, quizas un profesional jovial?...lo que tiras abre muy buenas preguntas...Se puede pensar algun textito sobre la cuestion. La seguimos, abrazos....