Siempre igual estos negros culo roto. Tienen culo y además los ayudan los árbitros, esta fue la sentencia implacable que un amigo grito cuando Luis Fabiano hizo el tercer gol de Brasil. Por unos segundos pensé en recordar el gol con la mano de Maradona, para hacerle ver que nosotros también hemos robado partidos. Pero al instante me arrepentí; eso fue otra cosa. No fue un ilegalismo futbolero. No fue un simple gol con la mano. Fue –y es- un mito: la mano de Dios.
Pero lo de Brasil es otra cosa; son unos ladrones, dan vergüenza. Primero fue la mano de Tulio (sino me equivoco en la Copa América del 95) y ahora esta mano alevosa en el mundial. No me caen mal los brasileros, es más, banco a full la unidad latinoamericana, pero cuando empieza a correr la pelota me transformo. Los detesto. Desde Pele hasta Robihno, todos los jugadores brasileros me caen mal. Recuerdo a Bebeto (un cagon, deserto de patear un penal que le podría haber dado el titulo al Deportivo La Coruña), a Romario, a Taffarel, y mas cercanos en el tiempo a Ronaldo, Rivaldo, Ronaldinho, Kaká y Luis Fabiano. Este último, un terrible bocón. Son todos detestables, siempre odie que la cámara los enfoque y ellos dejen escapar alguna sonrisita. ¿De qué se ríen la puta madre que los pario?. Pero lo de hoy excedió todos los límites. Luis Fabiano hizo un golazo, dos sombreritos y zurdazo al arco. Cuando todavía no había terminado de digerirlo, la repetición muestra que Fabiano toca dos veces la pelota con la mano, la primera sin intención – la pelota le cae sobre su mano izquierda- pero en la segunda ocasión –luego de los deliciosos sombreritos- “mata” la pelota con el antebrazo derecho, terrible mano la puta madre que te pario, francés de mierda, acota sacado mi amigo, y yo lo acompaño en la catarsis. ¿Cómo el árbitro no vio esa mano?, ¿y los jueces de línea?, ¿nadie la vio? Porque si la vieron no pueden decir que no hubo intención, es muy alevoso. Mientras estamos dirimiendo la cuestión, la pantalla muestra al árbitro francés y a Luis Fabiano charlando y riéndose. Es más, el árbitro francés se señala el antebrazo y luego el pecho (golpeándoselo con la palma de la mano), mientras se sigue riendo…Mira, Mira salte descontrolado…hijo de puta…vio la mano, se hizo el boludo…Todo muy obsceno. Con cincuenta cámaras de televisión en el campo de juego (cámaras aéreas, cámaras detrás de los arcos, cámaras en los costados, cámaras que siguen la actuación de jugadores específicos, cámaras que hacen close up de los jugadores estrella, y también con supermotion, HD, LCD, 42 pulgadas,) todo es muy visible. Más aun, visible hasta la nausea: redundantes planos de pies en el momento del shot, de cabezas y caras gelatinosas en los cabezazos, de piernas golpeando a otras piernas…todo mostrado hasta la saturación. Infinitos planos cortos que no nos permiten ver más de un minuto seguido el campo de juego. (En otro lado retomare esto; de la cámara al rectángulo de juego, a la cámara al rostro del jugador). En el campo de juego, el ojo que juzga no es solo el del árbitro y sus ayudantes, hay cientos de ojos de vidrio que registran todos los detalles. Desde la pipa de los botines de un jugador hasta las indicaciones o puteadas de un entrenador. Y el espectador, no es ya el desinformado –y manipulado- oyente de radio (aquel que imaginaba el partido con las palabras que le ofrecía el locutor), sino que ve todo. La mano de Luis Fabiano se paso en cámara lenta, en primer plano y se repitió infinidad de veces, lo mismo que su conversación con el árbitro, así que no nos vengan a joder. Cuando finalizo el partido, un periodista brasilero le pregunta a Luis Fabiano por la mano, “Si, contesta, fue la mano de Dios”. No, Fabiano, la puta madre que te pario, la tuya fue una falta alevosa, un robo, una truchada, ya lo dije, la mano de Dios fue otra cosa.
Pero lo de Brasil es otra cosa; son unos ladrones, dan vergüenza. Primero fue la mano de Tulio (sino me equivoco en la Copa América del 95) y ahora esta mano alevosa en el mundial. No me caen mal los brasileros, es más, banco a full la unidad latinoamericana, pero cuando empieza a correr la pelota me transformo. Los detesto. Desde Pele hasta Robihno, todos los jugadores brasileros me caen mal. Recuerdo a Bebeto (un cagon, deserto de patear un penal que le podría haber dado el titulo al Deportivo La Coruña), a Romario, a Taffarel, y mas cercanos en el tiempo a Ronaldo, Rivaldo, Ronaldinho, Kaká y Luis Fabiano. Este último, un terrible bocón. Son todos detestables, siempre odie que la cámara los enfoque y ellos dejen escapar alguna sonrisita. ¿De qué se ríen la puta madre que los pario?. Pero lo de hoy excedió todos los límites. Luis Fabiano hizo un golazo, dos sombreritos y zurdazo al arco. Cuando todavía no había terminado de digerirlo, la repetición muestra que Fabiano toca dos veces la pelota con la mano, la primera sin intención – la pelota le cae sobre su mano izquierda- pero en la segunda ocasión –luego de los deliciosos sombreritos- “mata” la pelota con el antebrazo derecho, terrible mano la puta madre que te pario, francés de mierda, acota sacado mi amigo, y yo lo acompaño en la catarsis. ¿Cómo el árbitro no vio esa mano?, ¿y los jueces de línea?, ¿nadie la vio? Porque si la vieron no pueden decir que no hubo intención, es muy alevoso. Mientras estamos dirimiendo la cuestión, la pantalla muestra al árbitro francés y a Luis Fabiano charlando y riéndose. Es más, el árbitro francés se señala el antebrazo y luego el pecho (golpeándoselo con la palma de la mano), mientras se sigue riendo…Mira, Mira salte descontrolado…hijo de puta…vio la mano, se hizo el boludo…Todo muy obsceno. Con cincuenta cámaras de televisión en el campo de juego (cámaras aéreas, cámaras detrás de los arcos, cámaras en los costados, cámaras que siguen la actuación de jugadores específicos, cámaras que hacen close up de los jugadores estrella, y también con supermotion, HD, LCD, 42 pulgadas,) todo es muy visible. Más aun, visible hasta la nausea: redundantes planos de pies en el momento del shot, de cabezas y caras gelatinosas en los cabezazos, de piernas golpeando a otras piernas…todo mostrado hasta la saturación. Infinitos planos cortos que no nos permiten ver más de un minuto seguido el campo de juego. (En otro lado retomare esto; de la cámara al rectángulo de juego, a la cámara al rostro del jugador). En el campo de juego, el ojo que juzga no es solo el del árbitro y sus ayudantes, hay cientos de ojos de vidrio que registran todos los detalles. Desde la pipa de los botines de un jugador hasta las indicaciones o puteadas de un entrenador. Y el espectador, no es ya el desinformado –y manipulado- oyente de radio (aquel que imaginaba el partido con las palabras que le ofrecía el locutor), sino que ve todo. La mano de Luis Fabiano se paso en cámara lenta, en primer plano y se repitió infinidad de veces, lo mismo que su conversación con el árbitro, así que no nos vengan a joder. Cuando finalizo el partido, un periodista brasilero le pregunta a Luis Fabiano por la mano, “Si, contesta, fue la mano de Dios”. No, Fabiano, la puta madre que te pario, la tuya fue una falta alevosa, un robo, una truchada, ya lo dije, la mano de Dios fue otra cosa.
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