
Mira fijo al campo de juego (la materialización de su libreta de notas..., un tablero con fichas.). Se mueve para todos lados (como un animal encerrado), grita, putea, se agarra el pecho, la cabeza, se sienta resignado o sale disparado del banco de suplentes a dar una indicación (una galería de tics, signos de la desmesura…). Esta loco. Mira a los jugadores, les marca el pase, los ordena,…ellos lo miran a veces con temor, a veces resignados…nada de
dejar hacer, todos pueden dar más…
Tiene un plan en su cabeza, a infinitas y caóticas velocidades se dibujan los esquemas de juego y las opciones de pase, miles de flechas, diagramas de partidos, situaciones que se hacen visibles y luego se desdibujan. Pizarrones, tácticas, estrategias…pero el no juega. El maneja toda la información, pero está
afuera.
Tiene una fijación neurótica: buscar el arco contrario.
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